Aunque el sector se ha profesionalizado bastante en los últimos años, la imagen que los clientes vendedores tienen de los agentes inmobiliarios, es la de una persona, que percibe honorarios SOLO por localizar a un comprador interesado en su vivienda, y que aunque el agente para eso, utilice herramientas como… análisis de mercado, programas de valoración, plan de márketing, cartera de clientes compradores, etc., el vendedor se considera capacitado para hacerlo sin la ayuda del agente.
Me encuentro con clientes que han decidido vender por su cuenta, porque consideran que es fácil localizar a un comprador para su casa, y posiblemente lo sea.
Sin embargo, la venta de una vivienda no termina cuando se ha localizado al comprador que desea y puede comprar esa casa. Yo diría que es a partir de ese momento, cuando más se necesita la ayuda de un experto inmobiliario.
Cada día con mas frecuencia, me encuentro viviendas con problemas que han de resolverse antes de ponerlas a la venta, como, discrepancias entre el registro de la propiedad y el catastro en cuanto a los metros cuadrados, limitaciones, problemas con la herencia, viviendas de protección oficial (VPO)… y hasta más de 30 incidencias diferentes, son las que se me han planteado en éstos 14 años de profesión, y todo los días aprendo casuísticas nuevas.
Por todo eso, para mi equipo y para mi, es muy importante la formación constante. Esta semana concretamente he asistido a un curso donde he refrescado algunos conceptos básicos y donde he aprendido otros nuevos relacionados con FISCALIDAD, HERENCIAS, FINANCIACIÓN y VPO. Y cuando salgo satisfecho con lo aprendido, es cuando más claro tengo que MI FORMACIÓN ES MI MAYOR ACTIVO.