En los avales aparecen siempre 3 figuras
- El avalista es quien otorga el aval, ya sea una entidad bancaria o una persona física. Esta figura garantiza el cumplimiento de una obligación de pago en caso de que el avalado no lo haga.
- El avalado, por su parte, es quien solicita el aval a la entidad o a otra persona para respaldar una operación financiera, como un préstamo o un contrato comercial.
- El beneficiario es la persona o entidad que tiene derecho a reclamar el pago avalado en caso de que el avalado no cumpla con su obligación. Es decir, el beneficiario es quien exigirá responsabilidades al avalista si se produce un impago.
Riesgos de avalar
Es importante que todas las partes involucradas en un préstamo comprendan los riesgos que conlleva avalar una hipoteca. El avalista asume la responsabilidad de responder en caso de que el titular del préstamo no cumpla con el pago de la deuda, lo que puede poner en peligro todo su patrimonio.
Es fundamental destacar que el avalista debe responder por el total de la hipoteca, incluyendo el capital prestado por el banco, los intereses, las comisiones y cualquier recargo asociado al impago. Según lo estipulado en el Código Civil, el avalista está obligado a responder con sus bienes actuales y futuros para saldar la deuda.
En caso de que el titular no cumpla con el pago de las cuotas, el avalista tendrá que asumir la responsabilidad de pagar la hipoteca utilizando su nómina o pensión hasta el límite mínimo embargable. En caso de que esto no sea suficiente, el avalista podría verse obligado a liquidar sus fondos de inversión, acciones e incluso vender sus propiedades inmuebles para saldar la deuda.
Por lo tanto, es importante que antes de avalar una hipoteca, se analicen cuidadosamente todos los riesgos y se tengan en cuenta las consecuencias financieras a largo plazo. Es necesario contar con asesoramiento financiero adecuado y asegurarse de que todas las partes involucradas comprendan las implicaciones de avalar una hipoteca.